La industria de la música en directo vive estos días otro episodio convulso de su ya de por sí tumultuosa historia reciente a causa del coronavirus y el parón completo de la actividad, que augura pérdidas superiores a los 600 millones de euros y «pone en cuestión la supervivencia del sector».

Esta es la alerta que acaba de hacer la recién alumbrada Federación de la Música en España, Es_Música, que agrupa a nueve de las principales asociaciones del negocio, incluyendo autores, artistas, intérpretes, promotores, representantes, salas de conciertos, discográficas, editoriales y entidades de gestión de derechos colectivos.

Esta entidad maneja un escenario más agorero que el previsto por la cuarentena del Gobierno de Pedro Sánchez y contempla que los efectos del coronavirus se dejarán sentir hasta septiembre, «un escenario de pandemia que va a ir más de allá de junio, por lo que afectaría a parte de la temporada alta de festivales que va hasta octubre».

Según sus cálculos, de ser cancelados tanto este tipo de eventos como los grandes conciertos se dejaría de percibir la facturación prevista para este año de 471 millones de euros; las salas de conciertos con aforos más pequeños y cerrados, unos 103,2 millones de euros, y los conciertos gestionados por corporaciones públicas como ayuntamientos, unos 88 millones.

Eso significaría que la industria de la música en vivo perdería unos 662 millones de euros, cerca del doble de lo que facturó durante todo el pasado año conforme a las cifras del «Anuario de la Música en Vivo», 382 millones de euros, una cifra en positivo que fue «récord» para España tras seis años consecutivos de crecimiento.

El dato es especialmente doloroso, pues afecta a la pata del negocio que en los últimos años se ha convertido en la gran locomotora de la música en el país, muy por encima de los datos de la música grabada a pesar de su recuperación gracias al streaming (237,2 millones de euros en 2018, según la IFPI).

«En este sentido, como entidad que representa a la industria de la música en España debemos advertir que esta crisis puede poner en cuestión la propia supervivencia del sector de la música en vivo», advierte el informe al que ha tenido acceso Efe, que recuerda que solo el pasado año se celebraron en España 90.000 eventos de música en vivo a los que asistieron más de 28 millones de personas.

La federación subraya que «los festivales de música generan 300.000 puestos de trabajo directo e indirecto», lo que representa más del 40% de la contratación anual del 2016 en el conjunto del sector de Actividades Artísticas, recreativas y entretenimiento de acuerdo con los datos del Servicio Público de Empleo Estatal.

Esta cifra, añaden, corresponde a la contratación anual de la Comunidad de Navarra o al conjunto de empleos del sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones.

Además, según el informe «Los Festivales de Música de España» de OBS Business School, en 2018 se celebraron 1.000 festivales y conciertos de música en vivo, con un impacto económico de 5.600 millones de euros. Solo los 10 grandes principales festivales superaron los 400 millones de euros y concentraron a 1,6 millones de personas.

Tras el aplazamiento a septiembre del albaceteño Viña Rock, el tercero por asistencia en España y el primer gran festival de la temporada, el resto de eventos de esta naturaleza ya ha encendido las alarmas, afectados no solo por la incertidumbre de la cuarentena, sino por los efectos de la misma en su taquilla, completamente congelada, como confirman varias fuentes a Efe.

«A día de hoy el principal objetivo de Primavera Sound es garantizar la seguridad y bienestar de nuestro público, artistas y de todas las personas involucradas en el festival. (…) Trabajamos en la planificación y organización de la edición de este año, pero también estamos estudiando otras posibilidades para que pueda celebrarse este año», señalan desde el cuarto festival de España.

La Asociación de Promotores Musicales (APM), la mayoritaria del sector, recordaba precisamente hace solo unos días la fragilidad de «un sector con debilidades, al que las gripes y resfriados le afectan mucho», en parte por elementos estructurales como que los promotores tienen que adelantar el caché de los artistas, que es el 60% del presupuesto de los grandes festivales.

El problema se extiende por las aseguradoras, «que están incorporando exclusiones de sus coberturas ante cancelaciones de conciertos con mención expresa al COVID-19 y a pandemias en general y a esto se le suma la devolución del importe de las entradas», señalan desde Es_Música.

No va mejor para las salas de conciertos, que dependen al 100% de la venta de entradas y de las actividades de hostelería (45% venta de entradas y 48% hostelería) y, aunque estas cierren, mantienen un conjunto de gastos fijos (alquiler, trabajadores y otros gastos) que suponen el 66% del total.

Según Acces, la asociación del sector, solo en una región pequeña como Murcia en estos momentos se han cancelado 118 conciertos, se ha parado la venta de entradas y se están produciendo muchas devoluciones.

«Desde la Federación de la Música de España estimamos que, en función de las medidas de apoyo que el Gobierno de España formule, la recuperación de la industria de la música en nuestro país comenzará a finales de 2022 y se podrá consolidar a lo largo de 2023», concluye el informe.

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