La historia entre Buenos Aires y el músico español Miguel Leiva se cuenta desde hace algo más de diez años y ahora, con un puñado de canciones con las que saca a la luz sus «miedos infantiles», se reencuentra con un público, que según él, «vive la música casi como vive el fútbol, con mucha pasión».

«Aquí viven el rock como se vivía hace muchos años», detalló José Miguel Conejo, más conocido como Leiva, quien, en la víspera de presentar en vivo en un teatro porteño su último trabajo, Monstruos, destacó el «fervor» y la lealtad de los argentinos, así como la «pasión futbolera» que trasladan a la música.

«En mis conciertos hacen ‘pogos’ (un tipo de baile popular entre el público de conciertos de rock), cosa que en mi país es impensable», justificó, y remarcó que en España, los llamados ‘pogos’ son más comunes en conciertos de punk.

Su tercer y último disco en solitario está compuesto por doce canciones en las que el protagonista es un niño de ocho años, en posición de lucha y con «miedos infantiles».

«Al final los monstruos y los fantasmas son miedos infantiles, todos los tenemos», indicó Leiva, exintegrante del dúo de pop rock Pereza.

No obstante, la portada de Monstruos, que salió en 2016, es una antigua foto suya que el cantante «tenía en la nevera».

«Me parecía que explicaba gráfica y perfectamente lo que significaba el disco: una foto mía en una promoción de kárate de mi barrio, que al final ha acabado siendo para mí la portada más bonita que he tenido», subrayó.

Este es, según su autor, un disco que bien podría haberse grabado con «cinco músicos tocando en una sala».

«Es un disco mucho más crudo, mucho menos producido, con unos textos creo que más directos, todo suena más áspero, como con menos pirotecnia», opinó Leiva.

El trabajo, continuó, sigue la misma línea que sus anteriores grabaciones, Diciembre (2012) y Pólvora (2014). «Cuando te preguntan la diferencia entre un disco y otro hay miles, igual estilísticamente no está cambiando», expuso sobre su tercer trabajo en solitario desde que se separó de Rubén Pozo, con el que formó durante unos diez años el dúo Pereza.

Este es el primer y único show de la gira del autor de temas como Eme o Terriblemente cruel en Argentina, y destacó que es el primer recital de su carrera que tendrá lugar en el histórico teatro Ópera -uno de los más antiguos de la ciudad-, ubicado en la avenida Corrientes.

Recién llegado de México, donde compartió escenario con Joaquín Sabina, Buenos Aires era una parada indispensable para el exintegrante de Pereza, con un público del que destacó su lealtad.

Tras muchas visitas a Argentina, Leiva vivió durante un verano hace dos años en la capital y, desde entonces, es su «segunda casa».

«Estuve viviendo en (el barrio) Palermo Hollywood y ahí había un tejadito donde escribí cinco o seis canciones de Monstruos», afirmó el madrileño, que contó que la canción que cierra el disco (Palermo no es Hollywood), está inspirada en una pintada que llamó su atención cuando residía en ese barrio en el norte de la capital. «Es como una reivindicación de barrio, de la gente que lleva aquí toda la vida, que aunque haya muchos estudios de televisión y ahora se llame Palermo Hollywood, es una cosa con la que no se identifican los del barrio», meditó Leiva.

El vocalista reconoció que vivió en Argentina una realidad diferente que en España: mientras que allá llenaba shows de 20.000 personas, aquí teloneaba a otros grupos o tocaba en festivales en horarios a los que poco estaba acostumbrado.

Sin embargo, analizó que esa situación le llevó a revivir emociones al sentir que estaba «comenzando de nuevo en otro país», y que también le transportó hacia la posibilidad de conocer a bandas y músicos argentinos como Guasones, Estelares y Abel Pintos, a quienes consideró como «buenos amigos».

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